Derecho de Israel a la tierra

Como te habrás dado cuenta por los medios de comunicación, hoy estamos celebrando el 70 aniversario de la nación de Israel, y se está conmemorando con la inauguración de la embajada de estados Unidos en Israel. Esto ha causado mucha conmoción entre los que seguimos la profecía Biblica, pero también ha avivado el debate de derecho de Israel a la tierra. El derecho de los judíos a la tierra de Israel ha sido muy cuestionado por muchos, cristianos y no cristianos. En este video quiero abordar a los cristianos y explicarles en pocos minutos lo que la Biblia dice al respecto, y así tomemos una posición, no en base a nuestra opinión, que de poco sirve, sino en base a la opinión de Dios, que es la que cuenta. El enlace con todas las referencias Bíblicas lo encontrarás la descripción, y si alcanzamos a editar este video, aparecerán en pantalla mientra que hablo.

2 pactos para entender el evangelio

Para entender el derecho de Israel a la tierra tenemos que hablar de dos pactos que Dios celebró en el AT: uno con Abraham y su descendencia, y otro con David y su descendencia. Estos dos pactos son tan cruciales que la esperanza de redención que los Cristianos tienen dependen completamente de ellas. Veamos el primero.

El Pacto Abrahamico

De las primeras cosas que la Biblia enseña en el primer libro de la Biblia es que el derecho a la tierra de Israel es algo que le fue prometido a Abraham y a su descendencia:
Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. (Gn.13:15) el Señor hizo un pacto con Abram aquel día y dijo: «Yo he entregado esta tierra a tus descendientes, desde la frontera de Egipto hasta el gran río Éufrates (Gn.15:18-21, ver tambien Gn.12:7)
Fue algo que se le prometió como pacto perpetuo
Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto perpetuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descendientes. A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. (Gn.17:7-8 ver también Gn.3:15)
...Y le dio la circuncisión como señal y recordatorio de ese pacto celebrado (Gn.17:7-14). Aunque Abraham circuncidó a Ismael, Dios le dijo que el pacto pasaría al hijo de la promesa: Isaac. (Gn.21:10-13; 26:2-4; Ga.4:30); y aunque Isaac tuvo dos hijos, el pacto no pasó a Esaú sino a su hijo Jacob —a quien Dios le puso por nombre Israel (Gn.28:1-4,13-15). Tengo que aclarar que aunque estoy mencionando la tierra como parte de lo prometido a Abraham, la promesa abarcaba más cosas: incluía la justificación (Gn.15:6; Ga.3:6-9), y la bendición, una gran descendencia y la victoria sobre sus enemigos (Gn.12:2-3; 22:16-18); pero la tierra es el punto principal a analizar aquí.

EL Pacto Davínico

El otro pacto celebrado por Dios, igual de perpétuo, es el que hizo con David para que su linaje gobierne sobre el pueblo de Israel para siempre
Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a reunirte con tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus descendientes, a uno de tus hijos, y afirmaré su reino. Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono para siempre. Yo seré su padre, y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. Al contrario, para siempre lo estableceré en mi casa y en mi reino, y su trono será firme para siempre.” (1Cr.17:10-14 ver... )
Estos dos pactos —el que celebró Dios con Abraham y su descendencia, y con David y su descendencia— la Biblia dice que son tan firmes como las leyes de la naturaleza:
Esto dice el Señor: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo. Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos. (Jer.33:25-26)
Como derivación de estos dos pactos Dios, de entre todo Israel y de de entre todo el mundo, escoge a Jerusalén como el lugar para poner su templo y la capital del reino de Israel:
Pues el Señor ha escogido a Jerusalén;  ha querido que sea su hogar. 14 «Este es mi lugar de descanso para siempre —dijo—; viviré aquí porque este es el hogar que he deseado. (Sal.132:13-14 ver Sal.78:67-69; Sal.48:1; 2Cr.6:6; 1Cr.21:18; 2Cr.3:1; Dt.12:11) Aqui [en Jerusalén] están los tronos donde se emiten los juicios, los tronos de la dinastía de David. (Sal.122:3-5; ver: Mt.5:35; Sal.2:6-9; Jer.30:18; Jer.3:17)

Los pactos se cumplen y expanden en Jesús

Por el pacto con Abraham y su descendencia Dios otorgó a la nación de Israel la tierra prometida durante la conquista dirigida por Josué:
Así que el Señor le entregó a Israel toda la tierra que había jurado darles a sus antepasados, y los israelitas la tomaron para sí y se establecieron en ella. 44 Y el Señor les dio descanso en todo el territorio, tal como se lo había prometido solemnemente a los antepasados de ellos. Ningún enemigo pudo hacerles frente, porque el Señor los ayudó a conquistar a todos sus enemigos. 45 Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad. (Jos.21:43-45)
Por el pacto con David vemos que Dios procuró que no faltara descendiente suyo en el trono de Israel:
En cuanto a ti, si me sigues con integridad y rectitud como lo hizo tu padre David y obedeces todos mis mandatos, decretos y ordenanzas, entonces estableceré tu dinastía en el trono de Israel para siempre. Pues a tu padre David le prometí: “Siempre habrá uno de tus descendientes en el trono de Israel”. (1Re.9:4-5, 1Re.11:13
Por dichos pactos Dios alargaba su misericordia sobre el pueblo de Isreal cuando eran desobedientes (1Re.13:22; 2Re.19:34; 2Re.8:19).  Sin embargo, ni el pacto de Abraham, ni el pacto de David se cumplieron en su plenitud. Israel nunca conquistó por completo la tierra, al contrario, llegaron al punto del exilio; y el reino del linaje de David se vió disminuido, menosacabado y truncado. Y es que estos pactos no hallarían su cumplimiento completo y permanente sino hasta con Jesús, el Mesías, descendiente de David y de Abraham (Mt.1:1) Fue de él que el ángel le dijo a María:
El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin! (Lc.1:32-33)
Pablo habla del cumplimiento de las promesas dadas a Abraham en Cristo:
por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones (Ga.3:14) Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. (Ga.3:16)
Por eso leemos que :
Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!» (1Co.1:20)
Con Jesús no solo se cumplen, sino que se expanden, pues aunque a Abraham y a su descendencia se le otorga la tierra de Canaán; Dios hace un pacto específicamente con el Mesías en el que promete darle a él, no solo la tierra de Israel, sino TODA la tierra, y el reino, no solo sobre Israel, sino sobre todas las naciones.
Tan solo pídelo, y te daré como herencia las naciones, toda la tierra como posesión tuya. Las quebrarás con vara de hierro y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”. (Sal.7:8-9 ver Sal.22:27, Za.14:9)

La iglesia participa de dicha bendición

La iglesia, por ser el cuerpo de Cristo (1Co.12:12; Ef.5:23), participa en esta herencia prometida a David y Abraham.
Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva. 28 Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. 29 Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes. (Ga.3:27-29)
Es en base al pacto con Abraham que Jesús nos promete heredar la tierra (Ro.4:13; Mt.5:5; Sal.37:29; Ap.11:15), y es por el pacto con David que Jesús se nos promete que reinaremos con él sobre ella (Lc.12:32; 22:28-30; Ap.2:26-28).
Se que esto disturba el paradigma de muchos cristianos que creen que iremos al cielo y viviremos allá para siempre, sin darse cuenta que niegan la realidad de que resucitaremos en un cuerpo físico glorificado. Pero bueno, eso es otro tema.

La desobediencia de Israel no anula los pactos

Por la iglesia participar en las bendiciones prometidas a Israel, y por Israel violar el pacto de la Ley con su continua desobediencia y rechazo al Mesías, muchos creen esto ocasionó que Dios los descalificara y diera su pacto con ellos por terminado. Pero esto no es así. Para entender por qué, tienes que saber que la justicia (Gn.15:6), la bendición (Gn.22:16-18) la tierra (Gn.12.7) y la victoria sobre sus enemigos que Dios le prometió Abraham de forma incondicional y unilateral por la fe, también lo prometió a la nación de Israel por las obras de la ley (Dt.6:26; 17-19, 28:2). ¿Porqué hizo esto? Dios hizo esto para demostrar la imposibilidad humana para conseguir por obras lo que Abraham consiguió por la fe (Ro.7:1, 3:20), y enseñarnos que necesitamos a un Salvador: a Cristo (Ga.3:24-25). La violación al pacto sinaítico —la ley de Moises— por lo tanto, no rompe lo prometido en el pacto Abrahamico. De esto precisamente habla Pablo cuando dice:
el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde —cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa. 18 Pues, si fuera posible recibir la herencia por cumplir la ley, entonces esa herencia ya no sería el resultado de aceptar la promesa de Dios; pero Dios, por su gracia, se la concedió a Abraham mediante una promesa. (Ga.3:17-18 ver Ga.3:21-22)
La herencia a Abraham y su descendencia llega por la fe en la promesa, no por la obediencia a la ley.
Si la herencia se basa en la ley, ya no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham mediante una promesa. (Ga.3:18) Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Si la promesa de Dios es solo para los que obedecen la ley, entonces la fe no hace falta y la promesa no tiene sentido... Así que la promesa se recibe por medio de la fe. Es un regalo inmerecido. (Ro.4:13-16)
Por lo mismo, la promesa a Abraham, es decir, el pacto celebrado con él, sigue siendo perpetuo e irrevocable:
Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de ustedes; pero, si tomamos en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas, 29 porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento. (Ro.11:28-29)
Por eso aunque Israel haya sido desobediente y haya rechazado a Dios, él no los ha rechazado:
Entonces pregunto: ¿acaso Dios ha rechazado a su propio pueblo, la nación de Israel? ¡Por supuesto que no! (Ro.11:1-3, ver Jer.31:3-4, 33:25-26)

La iglesia no remplaza a Israel

Entonces ¿La iglesia no reemplaza a Israel? No.  ¿Que hacemos entonces del pasaje que habla de que un judío "no lo es el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu,"? o ¿Que del pasaje que dice que "no todos los que descienden de Israel son israelitas,  ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino solo los que son hijos según la promesa los que son contados como descendientes." (Ro.9:6-8)?

La desdendencia física fue escogida para que recibiera la herencia por la fe

Bueno, primero tenemos que entender que la Biblia siempre ha dejado en claro que la herencia prometida a Abraham y David y la adopción como hijos de Dios se obtienen solo por la fe en Cristo (Jn.1:12; Ga.316). Pero esa oferta de adopción como hijos, esa herencia prometida, fue diseñada para que Israel la recibiera:
Ellos son el pueblo de Israel, elegidos para ser los hijos adoptivos de Dios. Él les reveló su gloria, hizo pactos con ellos y les entregó su ley. Les dio el privilegio de adorarlo y de recibir sus promesas maravillosas. (Ro.9:4) Recuerden que Cristo vino a servir a los judíos para demostrar que Dios es fiel a las promesas que les hizo a los antepasados de ellos. (Ro.15:8)
Por eso Jesús fue primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt.10:16) y resistía realizar su ministerio entre gentiles "No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel" —afirmaba Jesús. (Mt.15:24). De hecho, el nuevo pacto fue diseñado para establecerse con el Pueblo de Israel (Jer.31:31-34).

El rechazo de Israel ocasiono la oferta a los gentiles por tiempo limitado

No fue sino hasta que Israel rechazó al Mesías que la oferta para recibir la adopción y la herencia se abrió a los gentiles 
el rechazo de ellos hizo que Dios ofreciera la salvación al resto del mundo (Ro.11:15 ver Hch.13:46; Ro.11:12; 10:19-21)
Pero esa oferta a los gentiles es sólo por tiempo limitado (Ro.11:25), y tiene el propósito de traer de vuelta al pueblo de Israel (Ro.11:30-31). Terminado este tiempo de gracia a los gentiles Dios restaurará a Israel, es decir, serán injertados en el pacto para recibir las bendiciones prometidas a los patriarcas:
Y si el pueblo de Israel abandona su incredulidad, volverá a ser injertado, pues Dios tiene poder para volver a injertarlo en el árbol. 24 Tú, por naturaleza, eras una rama cortada de un olivo silvestre. Por lo tanto, si Dios estuvo dispuesto a ir en contra de la naturaleza al injertarte en un árbol cultivado, él estará mucho más dispuesto a injertar las ramas originales en el árbol al que pertenecen. 25 Mis amados hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan orgullosos de ustedes mismos. Parte del pueblo de Israel tiene el corazón endurecido, pero eso solo durará hasta que se complete el número de gentiles que aceptarán a Cristo. 26 Y entonces todo Israel será salvo. Como dicen las Escrituras: «El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de la maldad. 27 Y mi pacto con ellos es que quitaré sus pecados». (Ro.11:23-27, ver Ro.11:16, Jer.21:3-6)

Dios restaurará a Israel de nueva cuenta al tiempo de su segunda venida

De acuerdo a Ro.11:15 La restauración de Israel traerá consigo la resurrección de los muertos, por eso sabemos que sucederá en el tiempo de la segunda venida de Jesús. De hecho, Jesús sabía muy bien esto por eso profetizó que no volvería sino hasta el tiempo en el que Israel lo acepte como su Mesías (Mt.23:37-39). Además de su perdón, dicha restauración conlleva 3 aspectos: La liberación de sus enemigos (Lc.1:68-74), la restauración del reino (Lc.1:31-32; Hch.1.6; Mr.10:35; Lc.22:28), y la restauración de la tierra. Con respecto a la restauración de la tierra tienes pasajes como:
Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos dicen: “Nos hemos vuelto huesos viejos y secos; hemos perdido toda esperanza. Nuestra nación está acabada”. 12 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel... Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra… Reuniré al pueblo de Israel de entre las naciones. Los regresaré a su propia tierra desde los lugares adonde fueron esparcidos. (Ez.37:11,12,14,21 ver también: Jer.31:5-6)
Ese capítulo de Ezequiel 37 te aclara que eso sucederá cuando Dios restaura el trono de David, como un reino eterno, lo cual sucederá cuando Jesús regrese, en su segunda venida. Es en este futuro cercano que se cumplirán, por fin, las fronteras de tierra prometidos a Abraham (Gn.15:18-21) y se redistribuirá la Tierra de Israel entre las diferentes tribus (Ez.45-48).

La importancia de entender esto

¿Porqué es importante entender esto? Porque llegará un período de la historia, y está comenzando ya, en el que el mundo entero, como una manifestación de su rechazo a Dios y a su Palabra, se levantará contra Israel y hará de Jerusalén el centro del conflicto internacional.
«Convertiré a Jerusalén en una copa que embriagará a todos los pueblos vecinos. Judá será sitiada, lo mismo que Jerusalén, y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados. (Zc.12:2-3)
Esto detonará la conversión de Israel y el regreso de Jesús para defender a su pueblo de las naciones invasoras.
En aquel día el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos! Pues en aquel día comenzaré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén. (Zc.12:8)
En Ap.19:11-16 y Jl.2:2-11 puedes ver cómo Jesús no lo hace solo, sino que lo hace con un poderoso ejército ¡que resulta ser su iglesia que regresa con él! A las naciones sobrevivientes de la guerra Jesús las juzgará de acuerdo a cómo trataron a los Judíos y su tierra.
En aquellos días, en el tiempo señalado, cuando restaure yo la suerte de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio contra los pueblos en cuanto a mi propiedad, mi pueblo Israel, pues lo dispersaron entre las naciones y se repartieron mi tierra. (Jl.3:1-6) Esto dice el Señor: «Desarraigaré de sus tierras a todas las naciones malvadas que extendieron la mano para tomar lo que le di a Israel. (Jer.12:14)
Este juicio a las naciones sobrevivientes es del que Jesús habla en Mateo 25:31-46. En ese pasaje puedes ver que el juicio es en base a como trataron a "sus hermanos", y a la luz de pasaje de Joel que habla de este mismo juicio a las naciones, sabemos que se refiere sus hermanos en la carne, es decir, a los judíos. ¿Porqué Jesús juzgaría a las naciones de esta manera? Porque como ya hemos visto los pactos con Abraham y su descendencia, no han caducado, sin que son perpetuos... pero el mundo los quebranta acarreando sobre sí maldición:
La tierra sufre por los pecados de sus habitantes, porque han torcido las instrucciones de Dios, han violado sus leyes y quebrantado su pacto eterno. Por lo tanto, una maldición consume la tierra; sus habitantes tienen que pagar el precio por su pecado. (Is.24:5-6)
Entonces ¿la tierra perteneces a Israel? Así es ¿bajo que derecho? Bajo el derecho otorgado por el dueño de la tierra. El Salmo 50:12 nos recuerda que el mundo y su plenitud son propiedad de Dios. Jefté da este argumento a los que reclamaban a Israel su aparente "usurpación a la tierra":
”El Señor, Dios de Israel, les quitó esta tierra a los amorreos para dársela a su pueblo Israel, ¿y tú nos la vas a quitar? ¿Acaso no consideras tuyo lo que tu dios Quemós te da? Pues también nosotros consideramos nuestro lo que el Señor nuestro Dios nos ha dado. (Jue.11:23)
Como cristianos, entonces, dejar a un lado nuestra opinión y respetar lo que la Biblia enseña es de crucial importancia, porque de lo contrario, nuestra influencia puede ocasionar que la gente se alinee en contra del derecho de Israel a la tierra, acarreando con ello maldición y juicio por parte de Dios... y te aseguro, no quieres tener sobre ti ese peso de culpabilidad.

Cumplimiento en esta tierra y en la que sigue

Momento, ¿Qué no la tierra prometida no es la nueva tierra en donde estará la nueva Jerusalén? Así es, el cumplimiento final de las promesas a Abraham será en la nueva Jerusalén que se establecerá en la nueva tierra. De hecho, la Biblia nos enseña que Abraham tenía esa revelación pues "esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (He.11:10). Pero también tiene un cumplimiento en esta tierra, el cual lo veremos en su plenitud durante el reino milenial de Cristo
Esto dice el Señor Soberano: el pueblo de Israel volverá a vivir en su propio país, la tierra que le di a mi siervo Jacob. Pues reuniré a los israelitas de entre las tierras lejanas adonde los había esparcido. A la vista de las naciones del mundo, revelaré mi santidad en mi pueblo. 26 En Israel, ellos vivirán seguros, construirán casas y cultivarán viñedos; y cuando yo castigue a las naciones vecinas que los trataron con desprecio, ellos sabrán que yo soy el Señor su Dios (Ez.28:25-26) “Reuniré al pueblo de Israel de entre las naciones. Los regresaré a su propia tierra desde los lugares adonde fueron esparcidos. 22 Los unificaré para que formen una sola nación sobre los montes de Israel. Un rey los gobernará a todos; ya no estarán divididos en dos naciones o en dos reinos. 23 Nunca más se contaminarán con ídolos ni con imágenes repugnantes ni rebelión, porque los salvaré de su apostasía pecaminosa y los limpiaré. Entonces serán verdaderamente mi pueblo y yo seré su Dios. 24 »”Mi siervo David será su rey y tendrán un solo pastor. Obedecerán mis ordenanzas y se asegurarán de cumplir mis decretos. 25 Vivirán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, la tierra donde vivieron sus antepasados. Tanto ellos como sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, de generación en generación; y mi siervo David será su príncipe por siempre. 26 Haré con ellos un pacto de paz, un pacto eterno. Les daré su tierra y aumentaré su población, y pondré mi templo en medio de ellos para siempre. 27 Haré mi hogar entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Y cuando mi templo esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que yo soy el Señor, quien hace santo a Israel” (Ez.37:21-28)
¿Con esto no se invalida la naturaleza eterna del pacto con Abraham pues la promesa fue dada claramente para esta tierra con sus límites claramente definidos? No. Un pacto se rompe cuando no se cumple, no cuando se mejora. Al Dios otorgar una nueva tierra y una nueva Jerusalén, lo está mejorando.

El Judaismo es más que una religión

Pero ¿qué del argumento de que el Judaismo es una religión sin implicaciones políticas ni de derecho a la tierra? No tiene ninguna base Bíblica. Como hemos visto el pacto de Abraham fue para otorgarle a él y su descendencia una tierra claramente definida (Gn.15:18-21); Dentro de este territorio, establece a Jerusalén claramente como su capital (Sal.122:3-5); y el pacto sinaítico que Dios celebró con Israel en su nacimiento como nación tiene instrucciones para la conquista y la administración de la tierra que ocuparían (Ex.23:11,34; 34:24; Lv.18:28; 25:4), el establecimiento de reyes (Dt.17:14-20), un código militar (Nm1,10; Dt.20,21,23,24); un código penal (Ex.21;20,24; Lv.24; Dt.19), uno civil (Ex.21, 22, Dt.24), y el religoso o del templo (Ex.28-41; Levíticos, Números, Dt.17-19) Con lo anterior puedes ver que el judaísmo es más que una religión, es un pueblo a quien se le ha asignado una tierra, un gobierno, y un Dios, es decir una teocracia. Esta teocracia es la que, como cristianos, predicamos que viene a establecerse en toda la tierra cuando Jesús regrese. Y que la única forma de participar de este reino es creyendo que Dios se hizo carne en la persona de Jesús, que murió y resucitó por el perdón de tus pecados y que es el Señor de todo. Si nos atrevemos a decimos que la Iglesia sustituye a Israel y que los pactos celebrados con Abraham y su descendencia se han invalidado y que por lo tanto ya no tienen ningún derecho a la tierra: primero, insultamos a Dios pues lo haríamos pasar por un infiel mentiroso que rompe promesas y pactos eternos dados de forma incondicional; y dos: torceríamos las escrituras ignorando o alegorizando todos los pasajes que hablan de la salvación de la nación de Israel y la restauración de su tierra y su reino. Hacer esto, es algo muy delicado pues Pedro nos advierte que los que tergiversan las Escrituras lo hacen para su propia destrucción (2Pe.3:16). Cuanto más cuando el mundo entero, como una manifestación de su rechazo a Dios y a su Palabra, se levantará contra Israel y su derecho a la tierra, y hará de Jerusalén el centro del conflicto internacional.

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