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Guerra Espiritual 7: Detector de carencias

Youtube: https://youtu.be/FCVCE_5yBp0 La inevitabilidad de la guerra espiritual Estamos inmersos en ella No podemos salirnos de ella Si no quieres servir a Dios por miedo a lo que te hagan: ya te vencieron Si no quieres entrarle abiertamente por temor a los camotasos: ya te vencieron El enemigo quiere controlarte con el temor y sacarte de la jugada No debemos de tener miedo, pero sí debemos tomarlo en serio Analogía de un jugador, de un atleta Requiere : Buena alimentación Condición física Técnica Conocer las reglas Si no: No aguanta, claudicaría Lesiones Perdería, tendría mal desempeño Descalificado Si es un atleta de alto rendimiento (maratonista) Requiere Experiencia Mayor entrenamiento (42k) Mejor alimentación Aunque no fueras un atleta, las demandas normales de tu día requieren enfermedades carenciales Si tuvieras: Anemia —falta de hierro Palidez de la piel y mucosas. Debilidad en pelo, uñas, sequedad de la piel. Trastornos digestivos, náuseas, anorexia y estreñimiento o diarreas

Guerra Espiritual 6: Cuando se vuelve física

Youtube: https://youtu.be/ChQ14lheLiM Armas de Ofensivas Todas las armas de defensa son de Ataque “la mejor ofensiva es una defensiva” ¿porqué? porque al refutar, al vencer la tentación, tu presencia, tu influencia, cusa estragos al reino del enemigo. El evangelio y el discipulado: se avanza el reino en las personas vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,  20  enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. ( Mt.28:19-20 ) A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. ( Ro.1:16 ) te envío a los gentiles   18  para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí” ( Hch.26:17-18 ) Queridos hijos, por